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jueves, 16 de junio de 2011

2. DEL “SUJETO CAPTURADO” AL “SUJETO DE LA EXPERIENCIA”

En la segunda parte de su artículo nos sorprende el Lic. Capomassi, con su habitual maestría de manejar  tiempos y cuestionamientos, con las siguentes preguntas:
"¿Qué nuevas pistas nos puede abrir este giro paradigmático de mirar-nos, subjetivar-nos? ¿Cómo ubicar en esta concepción y posibilidad del sujeto de la experiencia nuevas formas de concebir-nos en las experiencias de interacción con los adolescentes-alumnos?".

2. DEL “SUJETO CAPTURADO” AL “SUJETO DE LA EXPERIENCIA

Necesitamos desnaturalizar la mirada sobre los sujetos, especialmente, el sujeto adolescente quien nos convoca a pensar aquí. Ya que será lo que pensemos acerca de ellos y las prácticas inherentes a esa forma de acercarnos y convocarlos las que serán productoras, o bien generadoras de las condiciones de producción, de esas realidades subjetivas. Cabe también traer de nuevo la idea de Agamben, que la vida humana son los modos, actos y procesos singulares del vivir que nunca son plenamente hechos, sino posibilidades y potencialidades.
Y en esta línea no podemos soslayar la idea de la adolescencia como momento de transformaciones y cambios, momento de desorganización y reorganización de nuevos modelos de subjetividad. En un sentido amplio, reorganización, implica que un orden o “estado de la cosa” es cambiado, transformado por des-orden de lo existente dando lugar a neo-organizaciones. Complejo es el proceso por el cual se desarrolla la etapa de la adolescencia en la intersección de los campos intra-subjetivos, inter-subjetivos y trans-subjetivos que desencadenan vivencias, experiencias y sensaciones nuevas que requieren de inscripciones psíquicas para su significación. La subjetividad demanda encontrar nuevos ordenamientos, reordenar, des-ordenar las relaciones con el propio cuerpo, con la propia historia, con los padres, con su lugar en el circuito del deseo familiar… Se requiere en última instancia que “lo adolescente” en la complejidad del proceso simbolice la experiencia. El devenir en cuanto proyecto identificatorio no es sin ligaduras con la genealogía, la sucesión generacional, el por-venir y azar. (Grassi, 2009)
Volvamos ahora a la escuela, lugar que aloja esta crisis existencial de “lo adolescente” y lugar no desdeñable que escribe la obra misma de este proceso productivo, como ya marcamos. La crisis del mismo espacio que aloja la crisis nos convoca a dejar de pensar en “lo dado” y en lo que “ya fue”, y permitirnos ensayar en el camino de la apertura, la invención, la creación – y no repetición- de sentidos posibles en el marco de nuestras prácticas escolares (Greco, Pérez y Toscano, 2008)
Larrosa (2003) nos dice que la experiencia es “lo que nos pasa”, o “lo que nos acontece”, o “lo que nos llega”. No “lo que pasa”, o “lo que acontece”, o “lo que llega”. Cada día pasan muchas cosas pero, al mismo tiempo, casi nada nos pasa. El autor nos deja pensando cuando afirma: “…los aparatos educativos funcionan cada vez más en el sentido de hacer imposible que alguna cosa nos pase”.
Cornu (1999) define que la apuesta subjetiva inicial que “hace” experiencia es la que también “hace” confianza, en el sentido de que la crea a partir de un presupuesto anticipado sobre las potencialidades del otro, ese riesgo, esa mirada, ese gesto que anuncia lo que puede ser y confía en ello. Tanto la desconfianza como la confianza son muy poderosas. Cada una de ellas moviliza una idea del otro que se pone en juego. La idea que uno se hace del alumno es decisiva para su progreso. Tanto la confianza o desconfianza son modalidades de una relación, no pertenecen a los individuos, a sus cualidades o defectos, sino que se producen entre los individuos. La experiencia como  acontecimiento desde la confianza abre, desata, promueve al otro, el alumno, devuelve con propia acción la confianza en sí mismo y sobre quien le enseña (Greco, Pérez y Toscano, op.cit.)
¿Qué nuevas pistas nos puede abrir este giro paradigmático de mirar-nos, subjetivar-nos? ¿Cómo ubicar en esta concepción y posibilidad del sujeto de la experiencia nuevas formas de concebir-nos en las experiencias de interacción con los adolescentes-alumnos?

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