ESPACIOS para REFLEXIONAR, PENSAR, ESCUCHAR y SER ESCUCHADO, APRENDER Y REAPRENDER...

ESPACIOS para COMPARTIR los CONOCIMIENTOS y las EXPERIENCIAS con OTROS en un ir y venir entre las TEORÍAS y las PRÁCTICAS.



jueves, 28 de junio de 2012

¿QUÉ SIGNIFICA PREGUNTAR?


                                        

No se nos educa para que aprendamos a preguntar. Se nos educa para que aprendamos a responder. El mal llamado sentido común suele confundir el saber con lo que ya no encierra problemas y la verdad con lo invulnerable a la duda.

Es que, usualmente, la pregunta sólo vale como mediación que debe conducir, cuanto antes, al buen puerto de una respuesta cabal. Allí, entre sus sólidas escolleras, se le exige naufragar al desasosiego sembrado por la pregunta.

Como se ve, preguntas y respuestas tienen, entre nosotros, no apenas un valor convencionalmente complementario sino también íntimamente antagónico. Y en tren de sincerarnos, habrá que reconocer que nos cautivan mucho más las respuestas que las preguntas. Ello es fácil de explicar: mientras las primeras siembran inquietud, las segundas si no reconfortan, al menos clarifican y ordenan. Pero por lo mismo que están llamadas a apaciguar la incertidumbre, las respuestas suelen ser más requeridas que encontradas y su aparente profusión, en consecuencia, resulta más ilusoria que real. Y en un mundo que cree disponer de más respuestas de las que efectivamente tiene, preguntar se vuelve imperioso para poner al desnudo el hondo grado de simulación y jactancia con el que él vive. Tan imperioso, diría yo, como peligroso. Exhibir sin atenuantes nuestra indigencia en términos de saber no suele ser una iniciativa que coseche demasiadas simpatías. Occidente, no menos contradictorio en esto que en otras cosas, quiso perpetuar la memoria del hombre que encarnó como nadie la pasión de preguntar y el don de sostenerse con entereza en el riesgo de lo que preguntar implica. Pero Sócrates fue condenado a muerte por la misma cultura que lo enalteció. Su recuerdo, por lo tanto, resulta tan estimulante como preventivo.

No hay sistema autoritario que no asiente el despliegue de en su intolerancia de la primacía de las respuestas sobre las preguntas, en la presunción, respaldada a punta de bayoneta, de que el saber (que por lo general representa como El saber) tiene al sujeto por depositario pasivo y no por interprete activo.

Asimismo, es tan interesante como descorazonador verificar que, en su mayoría, los políticos tienden a excluir las preguntas del arsenal retórico en que nutren su elocuencia. Están persuadidos de que les irá mejor si se las ingenian para responder antes que para preguntar. Ello supone que las preguntas, explicitas o no, corren por cuenta del electorado insatisfecho, con lo cual quedan definitivamente asociadas a lo que debe superarse y no a lo que debiera ser recuperado.

Decididamente, preguntar no es prestigioso. Puede, sí, resultar circunstancialmente tolerable, sobre todo en boca de los niños. En especial entre los tres y los diez años, los chicos suelen hacerse cargo de cuestiones cuya densidad poética y filosófica rebasa con holgura eso que un tanto precipitadamente, llamamos nuestra madurez. Así es como, en su mayoría, quienes divulgan en reuniones sociales las ¨ocurrencias¨ de sus hijos, tienden a etiquetar como ingenioso a lo bello o como expresión de inocencia a lo que traduce el más radical de los cuestionamientos.

Los niños preguntan en serio. ¿Qué significa eso? Significa que, al igual que contadísimos adultos, se atreven a quedar a la intemperie, a soportar los enigmas impuestos por una realidad que, rompiendo su cascarón de mansedumbre aparente, se planta ante ellos revulsiva, irreductible, misteriosa y desafiante.

Los niños no preguntan porque no sepan. Preguntan porque el saber aparente, ese velo anestesiante que años después habrá de envolverlos, aún no ha logrado insensibilizarlos. Es que los niños están constituidos por un tejido espiritual que mientras rige no es permeable a la función soporífera que se le adjudica al conocimiento bajo el nombre de educación. Los niños están aún más acá del saber. Lo demuestran al hacerse cargo, personalmente, de la responsabilidad de preguntar. Y aquí arribamos adonde más nos importa.

¿Quién pregunta de verdad? ¿Acaso aquel que ignora lo que otros supuestamente saben? ¿Pregunta quizás quien no cuenta con las respuestas de las que otros, más afortunados, si dispondrían? No lo creo. Preguntar no es carecer de información existente. Nada pregunta quien supone construida la respuesta que él busca. Si la pregunta va en pos de una respuesta preexistente será hija de la ignorancia y no de la sabiduría. Las autenticas preguntas, tan inusuales como decisivas, son aquellas que se desvelan por dar vida algo que todavía no la tiene, aquellas que aspiran a aferrar lo que por el momento es inasible, aquellas que se inquietan por constituir el conocimiento en lugar de adquirirlo hecho.

Sí, preguntar es atreverse a saber lo que todavía no se sabe. Lo que todavía nadie sabe. Preguntar es animarse a cargar con la soledad creadora de aquel viajero que inmortalizó Machado: ¨Caminante no hay camino, se hace camino al andar¨. Es que las preguntas serán siempre empecinadamente personales o no serán auténticamente preguntas. Preguntar no es andar por ahí formulando interrogantes sino sumergirse de cuerpo entero en una experiencia vertiginosa.

Las preguntas, si lo son, abarcan la identidad de quien las plantea, incluso cuando no resulten en sentido estricto, preguntas autobiográficas. Precisamente, debido a ese férreo carácter personal e intransferible de la pregunta es decir, en virtud de su sello de instancia indelegable en la respuesta requerida no puede estar constituida con antelación a ese preguntar. Sócrates no dispone de las respuestas que busca en su interlocutor. No puede disponer de ellas si de verdad pregunta. Ellas solo han de ser creación de quien se anime a forjarlas. Cada Cual debe responder a su manera, así como no puede sino preguntar a su manera.

En el auténtico preguntar zozobra la certeza, el mundo pierde pie su orden se tambalea y la intensidad de lo polémico y conflictivo vuelve a cobrar preponderancia sobre la armonía de toda síntesis alcanzada y el manso equilibrio de lo ya configurado.

Cuenta Joan Corominas en su cautivante diccionario que la expresión latina percontari, de la cual proviene nuestro pregunta, se vio alterada, en su proceso de cambio hacia la lengua castellana por el verbo de uso vulgar praecunctare, derivado de cunctari, que significa dudar o vacilar. La referencia etimológica gana todo su peso si se advierte que percontari enfatiza, en el acto de preguntar, la decisión de conocer o buscar algo que se sabe oculto o disimulado.

En cambio, praecuntare subraya la incertidumbre, el tantear a ciegas que se adueña de aquel que pregunta. Y, efectivamente, en el acto de preguntar la realidad reconquista aquel semblante ambiguo, penumbroso, que la respuesta clausura y niega. Después de todo, respuesta proviene de responsio y responso es la oración dedicada a los difuntos, es decir, con criterio más amplio, a lo que ha dejado de vivir.

                                                                    
  Santiago Kovadloff, ¨La nueva ignorancia¨
(extractado de la web).

domingo, 3 de junio de 2012

CONFERENCIA

Estimados Colegas:
los invitamos a la 3er Conferencia del año. En esta oportunidad la
temática que nos convoca es:
"Modelos relacionales y la intervención
educativa en niños/jóvenes con trastorno del espectro autista"
a cargo
del Dr.Christian Plebst y Mgter.Verónica Martorello.
Fecha: Viernes 15 de Junio de 19 a 21 hs.
En la Biblioteca del Colegio Champagnat
Ubicado en: Montevideo 1050 1er Piso (C.A.B.A)

Informes e inscripción: deberán enviar nombre completo y un número de
teléfono de contacto para reservar la vacante por mail:
crees@adeei.org.ar asociacion@adeei.org.ar
O por tel: 4701-2362 / 4702-5696

La actividad es gratuita

Saludos Cordiales
Equipo C.R.E.ES
C- 211
Les agradecemos su colaboración en la difusión de esta actividad

viernes, 1 de junio de 2012

REIVENTANDO LA EDUCACIÓN

Reinventando la educación

Muniz Sodré, profesor titular de la Universidad Federal de Río de Janeiro, es una persona que sabe mucho, pero lo singular de él es que piensa, como pocos, lo que sabe. El fruto de su pensar es un libro notable que acaba de salir: Reinventando la educación: diversidad, descolonización y redes (Vozes 2012).

En ese libro procura enfrentarse a los desafíos planteados a la pedagogía y a la educación que se derivan de los distintos tipos de saberes, de las nuevas tecnologías y de las transformaciones promovidas por el capitalismo. Todo esto a partir de nuestro lugar social que es el hemisferio sur, un día colonizado, que está pasando por un interesante proceso de neodescolonización y por un enfrentamiento con el debilitado neoeurocentrismo, hoy devastado por la crisis del euro.
Muniz Sodré analiza las distintas corrientes de la pedagogía y de la educación desde la paideia griega hasta el mercado mundial de la educación, que representa una burda concepción de la educación utilitarista, al transformar la escuela en una empresa y en una plaza de mercado al servicio de la dominación mundial.
Desenmascara los mecanismos de poder económico y político que se esconden detrás de expresiones que están en la boca de todos, como «sociedad del conocimiento o de la información». En otras palabras, el capitalismo-informacional-cognitivo constituye la nueva base de la acumulación del capital. Todo se ha vuelto capital: capital natural, capital humano, capital cultural, capital intelectual, capital social, capital simbólico, capital religioso… capital y más capital. Por detrás se oculta una monocultura del saber maquinal, expresado por la «economía del conocimiento» al servicio del mercado.
Hoy en día se ha planeado un tipo de educación que busca la formación de cuadros que prestan «servicios simbólico-analíticos», 
cuadros dotados de alta capacidad de inventar, de identificar problemas y de resolverlos. Esta educación distribuye conocimientos de la misma forma que una fábrica instala componentes en la línea de montaje.
De esta manera la educación pierde su carácter de formación. Cae bajo la crítica de Hannah Arendt que decía: se puede seguir aprendiendo hasta el fin de la vida sin educarse jamás. Educar implica aprender a conocer y hacer, pero sobre todo aprender a ser, a convivir y a cuidar. Implica construir sentidos de vida, saber tratar con la compleja condition humaine y definirse frente a los rumbos de la historia.
Lo que agrava todo el proceso educativo es el predominio del pensamiento único. Los norteamericanos viven de un mito y del «destino manifiesto». Imaginan que Dios les reservó un destino, el de ser el «nuevo pueblo escogido» para llevar al mundo su estilo, su modo de producir y consumir ilimitadamente, su tipo de democracia y sus valores del libre mercado. En nombre de esta excepcionalidad intervienen en el mundo entero, con guerras incluso, para garantizar su hegemonía imperial sobre todo el mundo.

Europa todavía no ha renunciado a su arrogancia. La Declaración de Bolonia de 1999 que reunió a 29 ministros de educación de toda Europa afirmaba que sólo ella podría producir un conocimiento universal, capaz de ofrecer a los ciudadanos las competencias necesarias para responder a los desafíos del nuevo milenio. Antes, la imaginada universalidad secundaba los derechos humanos y estaba presente en el propio cristianismo con su pretensión de ser la única religión verdadera. Ahora, la visión es de menor alcance, sólo Europa garantiza eficacia empresarial, competencias, habilidades y destrezas que realizarán la globalización de los negocios. La crisis económico financiera actual está volviendo ridícula esta pretensión. La mayoría de los países no saben cómo salir de la crisis que han creado. Prefieren lanzar a sociedades enteras al desempleo y la miseria para salvar el sistema financiero especulativo, cruel y sin piedad.
Muniz Sodré plantea en su libro estas cuestiones para la realidad brasileña con el fin de mostrar qué desafíos debe afrontar nuestra educación en los próximos años. Ha llegado el momento de asumirnos como pueblo libre y creativo y no un mero eco de la voz de los otros. Rescata los nombres de educadores que pensaron una educación adecuada a nuestras virtualidades, como Joaquim Nabuco, Anísio Teixeira y particularmente Paulo Freire. Darcy Ribeiro hablaba con entusiasmo de la reinvención de Brasil a partir de la riqueza del mestizaje entre todos los representantes de los 60 pueblos que vinieron a nuestro país.

La educación reinventada nos debe ayudar en la descolonización y la superación del pensamiento único, aprendiendo con las diversidades culturales y sacando provecho de las redes sociales. De este esfuerzo podrán nacer entre nosotros los primeros brotes de otro paradigma de civilización que tendrá como centralidad la vida, la humanidad y la Tierra, la que algunos llaman también civilización biocentrada.
[Traducción de MJG]
Tomado del portal www.atrio.org