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martes, 18 de enero de 2011

Fundamentos

Somos conscientes de que la escuela como institución necesita transformarse, buscando no solamente atraer alumnos, sino contenerlos y hacerlos participes de experiencias educativas positivas que puedan servir para la construcción de su ser y además que puedan ponerse en práctica en las realidades sociales, culturales, económicas, políticas y religiosas de la vida cotidiana. Que no “vayamos a la escuela” sino que podamos “habitar la escuela” todos aquellos que compartimos la vida educativa: alumnos, padres, docentes y directivos.

Vislumbramos cierta urgencia para que la educación se convierta nuevamente en un bien publico prioritario, que genere inclusión social y promueva el cuidado de la vida, la solidaridad, la participación, al convivencia y el desarrollo de la cultura del trabajo, por eso proponemos revisar los dispositivos que estuvieron presentes en la escuela y contrastarlos con los nuevos paradigmas emergentes en este nuevo siglo que comienza.

Por eso creemos que la labor educativa supone una constante reflexión y estudio para comprender de manera adecuado los procesos de enseñanza y aprendizaje y poder lograr una propuesta educativa de calidad.
Se debe resignificar  –o bien recrear- una cultura personal e institucional que apunte al respeto, al diálogo, a la participación, a la ayuda y solidaridad mutua. Por eso proponemos implementar un trabajo que se base y apuntale en el ser equipo. Dicha forma de trabajo debe ser participativa de todo el equipo docente, donde se pueda tener como valores la honestidad y la transparencia, en palabras y actos.

Es necesario además redescubrir la dimensión educadora de todos los actores institucionales como responsables y protagonistas en la realidad de construir una sociedad con valores fuertes y perennes. Recuperar la conciencia de parte de los docentes del rol protagónico insustituible que tenemos en el sistema educativo.

Reflexionar  sobre los nuevos “entornos de aprendizaje” con el fin de incentivar el aprendizaje entre pares. Por eso proponemos marcos de relaciones que faciliten una vivencia e interacción cultural que sea tolerante y enriquecedora. Además de proponer una flexibilización organizativa necesaria para responder a situaciones culturales diversas, respetando las nuevas subjetividades que se hacen presentes y dan forma a los nuevos sistemas educativos. 

Es necesario ofrecer modelos educativos que apuesten a la cultura de lo diverso, que sean sensibles al pluralismo cultural de nuestra sociedad y críticos ante las perspectivas monoculturales que se pretender anquilosar e instaurarse resistiendo a los cambios generados por la dinámica de nuestras sociedades.

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